El último secreto de La Mundial
Como es propio de las grandes divas, La Mundial nos tenía reservado un postrer golpe de efecto. El domingo pasado se ejecutó su demolición tal y como estaba programado y durante la caída nos desveló un último secreto: a medida que la maquinaria perforaba la fachada del que fue palacete de los Condes de Benahavís, horadando sus entrañas a dentelladas, comenzó a aflorar el ADN nobiliario que como hogar de los Loring Heredia tan celosamente custodiaba.
Claro que, en una ciudad que fue pionera en la industrialización de España, el linaje aristocrático no se acredita mediante columnas de mármol sino a través de roblones y perfiles de hierro; para sorpresa de todos, mientras los fragmentos de muro se iban desprendiendo, emergía entre la polvareda una audaz estructura de forjados enteramente metálicos, adelantada a su tiempo y en un prístino estado de conservación. Un testimonio ejemplar de esa estrella fulgurante que fue la industria siderúrgica malagueña del siglo XIX y de la cual la familia de los propietarios de la casa era cabeza visible.
Ha pasado una semana desde entonces; Hoyo de Esparteros, equidistante de las esculturas en bronce de Manuel Agustín Heredia y Manuel Domingo Larios, es ya un solar diáfano a disposición del contratista.
Published in Diario SUR on 06/04/2019.