Dibujar es subversivo
Este sábado 18 de septiembre, una veintena larga de nuestro grupo de amigos dibujantes del colectivo Urban Sketchers Málaga acudimos al puerto de Málaga con la intención de plasmar en nuestros cuadernos la antigua capilla portuaria. No es la primera vez que convertíamos los muelles en escenario de nuestras citas, pues éstos reúnen algunas de las características que más valoramos en nuestra actividad: vida desbordante, panorámicas despejadas y sugerentes y arquitectura y barcos en abundancia. A titulo personal, me resulta un motivo tan atractivo que le dediqué el libro Málaga, chorégraphie portuaire, de cuyas páginas procede la imagen que ilustra estas líneas.
En esta ocasión, el grupo se dispersó por los alrededores para representar la capilla de acuerdo a sus preferencias; casi la mitad optó por el Paseo de la Farola, sacrificando la vista frontal del edificio en busca de más sombra y frescor; otros se situaron en los bancos del muelle y unos siete u ocho se repartieron en torno al estanque que hay frente a la capilla. Este estupendo reportaje fotográfico de Gloria Torres es un buen testimonio del encuentro.
Al poco, un guardia de seguridad acudió para decir que no podíamos estar allí. Ante nuestra negativa a movernos, invocando la obvia titularidad pública del suelo en el que estábamos dibujando, el guardia reclamó la presencia de la policía portuaria, tres de cuyos agentes acudieron al lugar. «Están ustedes llevando a cabo una concentración no autorizada. Este suelo no es público, es privado; no pueden estar aquí sin un permiso expreso del propietario», se nos dijo.
De modo que veintipocas personas dispersas en un ámbito de 29000 m2 de titularidad estatal como es el Muelle nº 1 es una actividad que debe ser fiscalizada y no puede desarrollarse sin autorización previa. Lo triste y paradójico es que ya habíamos estado allí otras veces, invitados en eventos como la Semana marítima europea, a los que acudimos de buen grado y de forma totalmente desinteresada. En esas otras ocasiones quizá se nos considerase un aderezo gratuito y pintoresco con el que abultar el programa de actividades sin incrementar el presupuesto, y no una sospechosa concentración no autorizada.
A los Urban Sketchers nos encanta plasmar a Málaga en nuestros cuadernos, para difundir su imagen con orgullo en las redes sociales. Para ello ocupamos el espacio de una persona en pie y nuestras armas son un rotulador, una latita de acuarelas y un cuaderno de tamaño DIN A5. Hay sitios de nuestra ciudad en los que nos tratan con amistoso respeto a nosotros y a nuestra actividad, y a los que manifestamos nuestra sincera gratitud: el Museo de Málaga, el Museum Jorge Rando, el Archivo Municipal de Málaga -el Área de Cultura en general- o el Jardín Botánico-Histórico de la Concepción, por citar algunos y sin ánimo de ser exhaustivos. Ayer comprobamos con tristeza que el Puerto de Málaga no es uno de ellos.