Coreografía improvisada

El cambio a verde del semáforo de calle Ollerías desencadena un torrente de vehículos que trepa en dirección a Álamos; mientras, la hilera de coches que repta sobre el asfalto de Carretería se detiene ante el bar Jamón, a la espera de su turno para hacer lo propio. El espectáculo dista de ser edificante y, sin embargo, la turbamulta de motos y furgonetas de reparto compone una improvisada coreografía que ejerce un efecto hipnótico en quien la contempla. El acelerón con el que los conductores encaran ese último repecho resulta, eso sí, estéril, por cuanto el cuello de botella que les aguarda unos metros más arriba les detendrá sin remedio, una vez más. Allí, en la esquina, la pequeña edificación que cierra la manzana proporciona el decorado a la escena y deja ver un entalle insólito en el que el sol estival se recrea con su juego de luces y sombras.


Publicado en Diario SUR el 25/07/2021.

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